
Coincidiendo con el cincuenta aniversario de la muerte de Raymond Chandler no quería dejar pasar esta ocasión sin leer algunas de sus novelas más significativas. Como posiblemente se haya repetido hasta la saciedad Chandler forma junto con Dashiell Hammett y Ross Macdonald los tres pilares sobre los que se asienta la novela policíaca norteamericana.
He elegido, de forma un tanto arbitraria si se quiere, tres de sus novelas más representativas para leer este año. Adiós, muñeca (Farewell, My Lovely, 1940), La hermana pequeña (The Little Sister, 1949) y El largo adiós (The Long Goodbye, 1954).
Sin saber muy bien dónde me metía acabo de terminar la primera de ellas, Adiós, muñeca, en la traducción de José Luis López Muñoz. Lo primero que echo en falta en la edición de Alianza Editorial es que carezca por completo de notas, tan necesarias en un texto de este tipo, para acercarlo al lector español. Buscaré una versión original para volver a leerla y, en la medida de mis posibilidades, intentaré hacer las notas que considero tan necesarias.
Adiós, muñeca (1940) es la segunda novela de Chandler y de ella destacaría sus metáforas, su galería de personajes esperpénticos, entre los que destaca la figura de Moose Malloy, y su riqueza lingüística como destaca la muy interesante tesis doctoral de Elena González-Cascos Jiménez, titulada La conversión gramatical en la obra de Raymond Chandler(1998).
Entre sus personajes grotescos destaca la figura del gigantón Moose Malloy, un gangster recién salido de la cárcel. Marlowe lo encuentra accidentalmente en el Florian’s, un antiguo bar hoy convertido en garito para negros. Malloy busca en el Florian’s a su antigua novia, Velma, que trabajaba allí hace ocho años. Malloy mata al dueño del bar en su despacho.
El policía encargado del caso, un tal Nulty, es un racista que convence a Marlowe para que le haga su trabajo. Por un empleado de un hotel cercano averigua que la viuda del antiguo dueño del Florian’s, Jesse, vive. Gracias a ella consigue una vieja foto de Velma. Marlowe informa de esto a Nulty.
Una segunda línea argumental empieza cuando un tal Lindsay Marriott llama a Marlowe para encargarle un trabajo; pagar un rescate de $8000 para recuperar un collar de jade. Acuden juntos al punto de encuentro, pero nadie aparece. Cuando Marlowe intenta averiguar lo que pasa es golpeado y pierde el conocimiento. Al despertar se encuentra con Anne Riordan y juntos descubren el cuerpo sin vida de Marriott. Marlowe registra los bolsillos de Marriott y encuentra marihuana. Marlowe oculta este dato al eficiente Randall, que reemplaza a Nulty en este caso.
Anne espera a Marlowe al día siguiente en su oficina con la noticia de que el collar pertenece a la señora de Lewin Lockridge Grayle. Anne ha convencido a la Sra Grayle para que contrate a Merlowe. Llegado a este punto las dos historias empiezan a converger cuando averiguamos que el Sr. Grayle es el propietario de la cadena de radio KFDK, en donde cantaba Velma, la novia de Malloy.
No quiero continuar con el argumento. Léanla ustedes. Nos encontramos ante una magnífica novela, todo un clásico, de lectura imprescindible no sólo para los amantes del género, sino para todo el mundo.